Tomado de : http://www.cvmagazine.com.mx/?p=3664
Por: Bertha Sola
Inician las clases, y los niños y niñas enfrentarán la emoción, incertidumbre, temor o alegría de ir a la escuela y aunque este suceso se repite después de cada temporada de vacaciones, no deja de ser muy emocionante pero también en muchos casos provoca situaciones de estrés y ansiedad que se manifiestan con miedo, inseguridad o mucha tensión que pueden afectar la salud y el futuro desempeño escolar, por lo que padres e hijos debemos estar preparados.
El regreso a clases implica para los niños y niñas mucha incertidumbre y estrés por varios motivos:
- Si es la primera vez que van a la escuela, el temor es total, sobre todo por la separación de los padres, la incertidumbre de un “supuesto abandono”, el desconocimiento de lo que es un sistema educativo, el conocer a un maestro o maestra que quién sabe cómo será y el enfrentamiento con muchos otros niños y niñas desconocidos no es nada fácil de enfrentar. Además mucho de este temor es fundado por los mismos padres o por hermanos mayores, sobre todo si es la primera vez que sus hijos van a ir a la escuela.
- Si regresan a un nuevo ciclo escolar, el conocer al nuevo maestro o maestra y pensar en cómo será su relación con ellos o el extrañamiento del profesor anterior es también motivo de estrés, sobre todo si la relación anterior no fue tan buena como debiera ser.
- El conocer nuevos amigos o el reencuentro con los anteriores también les causa ansiedad sobre todo si alguna vez tuvieron alguna dificultad con alguno de ellos, motivo por el cual los padres deben estar muy pendientes, sobre todo si se trata de relaciones violentas con grupitos ya formados, o fueron víctimas del acoso escolar o Bulling, tan de moda ahora en las escuelas, sobre todo en secundarias.
- La emoción de estrenar mochilas, uniformes, libros y todo tipo de útiles escolares que se presumirán a los demás, es parte de la ansiedad, sin embargo se les debe enseñar a reutilizar lo que tienen y ahorrar lo más que se pueda.
- El temor a la disciplina que de alguna forma se rompe durante las vacaciones y que acarrea presiones a todos los familiares.
- La frecuente aversión a las tareas escolares, que afecta también a los padres, por no poder ayudar a los hijos por desconocimiento de los temas, falta de tiempo o presiones económicas.
- La presión en la escuela, la casa, las clases especiales y el control del tiempo minuto a minuto.
Es importante comprender que las vacaciones llevaron a un cambio de hábitos, alimenticios, del sueño, de la disciplina y de los horarios, por lo que es necesario que se vayan ajustando poco a poco, antes del tan ansiado y a la vez tan temido día de regreso a clases.
Y para que todo marche bien, sugerimos lo siguiente:
- Platicar con ellos sobre la importancia del regreso a la escuela y determinar con ellos lo que se espera de este año y cómo piensan lograrlo.
- Plantear el regreso a clases como algo positivo y muy importante.
- Escuchar sus temores, dudas, intereses y expectativas con mucha atención y orientarlas respetuosamente en todo momento.
- Establecer y respetar los horarios para levantarse, dormirse, alimentarse, tomar clases especiales, hacer tareas y jugar o entretenerse.
- Responsabilizarlos sobre el cuidado de sus útiles escolares, el arreglo diario de sus uniformes o ropa de escuela, así como de la solución de sus tareas escolares para evitar el desorden que es causante muchos problemas y tensiones familiares.
- Supervisar bien su desayuno que es el principal alimento que les permitirá concentrarse y aprender bien durante toda la mañana. Con frecuencia es importante incluir un complemento alimenticio para el recreo, para que no les falten todas las vitaminas y minerales esenciales para su adecuado crecimiento y desarrollo.
- Estar pendientes de todos los cambios posibles de conducta o actitud que puedan ser manifestaciones de algún problema no resuelto en la escuela o en su vida personal. Tener en cuenta que los problemas para ellos son tan grandes e importantes, como lo son los nuestros.
- Tener todo listo para que las prisas no sean otro motivo de estrés, salir a tiempo para evitar el tráfico y mostrarse contentos en todo momento.
Pero también durante el año escolar hay que vigilar conductas que nos pueden indicar que los niños y niñas no se encuentran bien en la escuela, como:
- Llorar todos los días al entrar a ella.
- Orinarse cuando ya han logrado controlar este reflejo.
- Simular o presentar dolor de estómago, cabeza, náuseas y otros todos los días.
- Sentirlos desmotivados y tristes cada vez que salen de la escuela.
- Quejarse continuamente ante los padres sobre la conducta de maestros o compañeros.
- Presentar algún signo de violencia o golpe.
- Detectar baja de calificaciones sin motivo aparente.
Ante estas señales es importante:
- Escuchar a los niños y niñas, atender a sus quejas y darles credibilidad hasta que se demuestre lo contrario.
- Hablar con maestros y directores y comentar los cambios de conducta inesperados.
- Denunciar cualquier hecho de violencia.
- Ayudarlos y orientarlos en sus requerimientos.
- Comentar con los maestros si se piensa que las tareas son excesivas.
- Estimularlos y felicitarlos ante sus éxitos y orientar sus fracasos y errores para que aprendan de ellos.
- Revisar su salud física, aplicar a tiempo las vacunas recomendadas y cuidarlos en caso de enfermedad, para evitar contagios o complicaciones.
Hay que recordar que serán muchos los años que los niños estarán en la escuela y que esa debe ser una etapa de aprendizaje saludable y placentero y no de angustia y temor.
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